Historia de la Reflexología (II Parte)
Historia de la Reflexología y de los masajes reflejos, desde la prehistoria hasta nuestros tiempos.
La Reflexología podría haber seguido siendo una práctica exclusiva de las culturas orientales, si no fuera por las investigaciones llevadas a cabo en Europa y América a finales del s.XIX y principios del XX.
El padre del masaje sueco Pehr Henrik Ling ( ver imagen 1 ), en 1834, se dio cuenta de que el dolor de diversos órganos se reflejaba en puntos del cuerpo alejados a ellos y, el neurólogo inglés, Sir Henry Head ( ver imagen 2 ), investigó sobre zonas dolorosas en la superficie cutánea relacionadas con padecimientos de órganos internos, encontrando zonas reflejas que podían utilizarse para anestesiar.
Hacia la misma época, el canadiense J.N. Mackenzie estudió las relaciones habidas entre órganos internos y planos o estratos musculares.
Head y Mackenzie, al desarrollar sus estudios se dieron cuenta de que las relaciones entre la superficie y el interior del organismo se producían en ambas direcciones. De esta manera nacieron los conceptos de dermatomas, miotomas, enterotomas, angiotomas y esclerotomas, que hacían referencia a aquellas estructuras del organismo inervadas o relacionadas entre sí por el mismo nervio raquídeo.
También observaron que el dolor reflejado no se manifiesta uniformemente, sino que se concentra en una serie de puntos (puntos de máximo dolor), muchos de los cuales ya se conocían antiguamente de forma empírica. Además se dieron cuenta de que se producían reacciones en zonas vecinas.
Otros estudiosos sobre el tema fueron los americanos Griffin y Hall que investigaron la relación que había entre ciertos síntomas de órganos internos con reacciones localizadas en la columna vertebral, dando lugar a los fundamentos de la Osteopatía y la Quiropráctica.
En 1886, el médico alemán A. Weihe ( ver imagen 3 ), publicó un estudio de sus investigaciones sobre enfermedades de órganos internos que hacían aparecer en la superficie cutánea una serie de puntos sensibles o dolorosos a la presión. Al introducirse la Acupuntura en Europa a través de investigadores franceses, se confirmaron muchos de estos puntos, no sólo topográficamente, sino en lo referente a sus indicaciones.
Se cree que el alemán Alfons Cornelius fue el primero en aplicar el masaje a las zonas reflejas. En 1893, Cornelius sufrió una infección que le llevó a recluirse en un balneario donde recibía un masaje diario. Al tomar conciencia de cuales eran las zonas de su cuerpo más dolorosas, instruyó a su masajista para que las trabajara de forma exclusiva. Su dolor fue desapareciendo rápidamente y, al cabo de pocas semanas, se había recuperado completamente. Desde entonces, utilizó la presión en su propia consulta médica y, en 1902, publicó el manuscrito Druckpunkte (Puntos de presión) donde dio a conocer sus conocimientos.
En Estados Unidos, vivió un médico otorrinolaringólogo radicado en Conneticut y llamado William Fitzgerald ( ver imagen 4 ) (Middletown 1872 - Stamford 1942). Graduado en la Universidad de Vermont en 1895 hizo su práctica hospitalaria durante dos años y medio en el Boston City Hospital. También estuvo trabajando en el Central London Nose and Throat Hospital de Londres.
Posteriormente se trasladó a Viena donde trabajó como asistente de los prestigiosos doctores de medicina: profesor Politzer y profesor Otto Chiari. Fue allí donde entró en contacto con el trabajo del Dr. H. Bressler sobre la teoría zonal, o la posibilidad de influir mediante puntos de presión en diferentes órganos del cuerpo.
A partir de entonces Fitzgerald investigó a sus pacientes observando que algunos de ellos mitigaban su dolor aplicando presión a ciertas partes de su cuerpo, lo cual les producía un efecto analgésico en sí mismos.
Más tarde, siendo médico jefe del Dpto. de Nariz y Garganta del St. Francis Hospital (Hartford, Conneticut) pudo probar muchas de sus teorías. De esta manera descubrió que si se ejercía presión en los dedos, se producía un efecto anestésico en la mano, el brazo, el hombro, hasta la mandíbula, cara, oído y nariz. Fue él quién propuso estimular las zonas reflejas con elementos de uso cotidiano, como bandas elásticas, broches para la ropa y otros objetos. ( ver imagen 5 )
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