El tanque de flotación: creación y desarrollo
El tanque de flotación como herramienta para aislarnos del exterior. Quién fue su creador y como llegó a la conclusión de que la experiencia sería positiva.
INTRODUCCIÓN
El tanque de flotación es una maravillosa herramienta para desconectar de los estímulos que nos llegan hasta los sentidos desde el exterior. Probablemente es el método que nos ofrece la mejor privación sensorial jamás creada hasta ahora. Pero los humanos han venido utilizando diversas herramientas y técnicas con el mismo propósito durante miles o millones de años.
En las sociedades primitivas, los hombres solían prepararse para la caza retirándose de las actividades normales y purificándose con el ayuno, el silencio, los baños de vapor y el aislamiento, creyendo que esta restricción sensorial aumentaba sus capacidades para la caza. Estudios recientes han demostrado que los períodos de privación sensorial agudizan el olfato, el gusto, la vista y el oído, por lo que se confirma que los Antiguos sabían lo que hacían.
La misma preparación se ha practicado, por ejemplo, en ceremonias que marcan el pasaje desde la infancia a la aceptación de la sociedad adulta, o en entrenamientos de líderes espirituales tales como monjes, sacerdotes, sacerdotisas, gurús, faquires, yoguis, médiums, místicos, artistas y otras personalidades.
De hecho, uno de los grandes valores de la Psicoterapia tradicional deriva del efecto de la privación sensorial: el paciente yace relajadamente reclinado en un sillón con su analista, normalmente, sentado en silencio detrás suyo, lo que le facilita la concentración y la libre asociación de ideas.
Y acaso,¿no intentamos todos, por poco que podamos, evadirnos los fines de semana de la situación estresante que suponen la ciudad y el trabajo?. Los que pueden se van al campo o la playa para "desconectar" de las interferencias habituales y de la sobrecarga informativa a la que estamos expuestos, durante cinco días a la semana para buscar otra realidad más relajante, más natural, que nos ponga en contacto con nosotros mismos.
EL DESARROLLO DEL TANQUE DE FLOTACIÓN
El tanque de flotación es un invento futurista ver imagen 1 . Viene a ser como una bañera grande y cerrada, con unos 30 cm de agua, en la que se disuelve una solución saturada de sales de Epsom, o sulfato de magnesio heptahidratado (MgSO4-7H2O), a una densidad de 1.30 g/cm3. Esta solución permite, gracias a la densidad que adquiere el líquido, flotar perfectamente en forma supina, incluida la cabeza, que no girará ni a la derecha, ni a la izquierda.
La temperatura es mantenida entre 36º y 37º C y el aire que se respira se renueva continuamente gracias una bomba pequeña y silenciosa. Cuando el tanque está vacío se filtra el agua, a través de un tubo de rayos ultravioleta, para limpiarla de cualquier sustancia indeseable y las sales de Epsom son renovadas periódicamente.
Al crear el primer tanque de flotación, el Dr. John C. Lilly ver
imagen 2 , psicoanalista y especialista en Neurofisiología experimental, no pensaba en nada parecido a ningún estado de meditación, placer o relajación, sino que intentaba crear un instrumento de investigación para poder estudiar las misteriosas áreas de la Neurofisiología.
Hacía más de 20 años que había estado investigando el cerebro, especialmente lo concerniente a su actividad eléctrica. Fascinado por la desconocida conexión entre el cerebro físico y lo que, comúnmente, se conoce como mente, Lilly quiso registrar, objetivamente, la actividad eléctrica del cerebro y los diferentes pensamientos, sensaciones e ideas que se creaban simultáneamente.
Para ello empezó implantando electrodos en el cerebro de monos, intentando elaborar un mapa de las diversas áreas cuya estimulación eléctrica incitaba al mono a responder con distintas reacciones. A través de éste método, pretendía estudiar las actividades del cerebro a la vez que registraba las actividades de la mente en ese cerebro.
Tras varios años de exploración comprendió que no se podían registrar tales actividades sin dañar o cambiar el cerebro y, por tanto, sin alterar la mente contenida en ese cerebro.
Mientras intentaba solucionar ese problema, quedó intrigado por la cuestión de los "orígenes" de la actividad consciente dentro del cerebro. Por aquel entonces, alrededor de 1950, existían dos escuelas de pensamiento que estudiaban este tema.
La primera de ellas mantenía que el cerebro necesitaba de la estimulación de la realidad externa para mantener en funcionamiento sus estados conscientes. Pensaban que el sueño sobrevenía tan pronto como el cerebro quedaba liberado de los estímulos exteriores.
La segunda escuela, en cambio, sostenía que las actividades del cerebro estaban inherentemente auto-organizadas, es decir, que sus células tendían a continuar oscilando sin la necesidad de estímulos externos. De acuerdo con esta interpretación, los orígenes de la consciencia estarían en los ritmos naturales de los propios circuitos de las células cerebrales.
En 1954, trabajando en el Instituto Nacional de Salud Mental de Bethesda, Maryland, EE.UU. (NIMH), Lilly se percató de que la manera de solucionar ambos problemas (el estudio de la mente/cerebro y los orígenes de la consciencia) consistía en aislar la mente de los estímulos exteriores. En su libro "The Self Deep" textualmente afirma:"Mi razonamiento se fundó en el principio básico de ciencias experimentales como la Física y la Biología; este principio sostiene que para estudiar adecuadamente un sistema u organismo, todas las influencias hacia y desde él, deben ser atenuadas al máximo, deben ser fidedignamente representadas si existieran y, a ser posible, eliminadas, para evitar alteraciones no planificadas. Las alteraciones de fuentes desconocidas deben ser localizadas y tratadas adecuadamente".
Lilly y su socio, el Dr. Jay Shurley, investigador en Neuropsiquiatría, se pusieron a trabajar, de inmediato, tratando de idear un sistema que restringiera al máximo la estimulación ambiental, al tiempo que fuera práctico y factible.
Sus primeros experimentos, en cuartos insonorizados y encima de una cama no les condujeron a nada, pero más adelante, Lilly, que había estudiado a los delfines en las Islas Vírgenes, intuyó que en el agua se darían mejores condiciones que las conseguidas hasta entonces.
Fue en el NIMH donde Lilly dio finalmente con el sistema ideal para poder desarrollar sus nuevas ideas: una cámara insonorizada que contenía un tanque construido por la Marina durante la II Guerra Mundial para experimentar sobre el metabolismo de los escafandristas.
En el primer diseño que crearon, el sujeto se colocaba en decúbito supino, totalmente sumergido en el agua y con la cabeza cubierta por una fea máscara de goma acoplada a un aparato para poder respirar. Así lograban que ni la luz, ni el sonido llegaran hasta la persona y, además, el agua se mantenía a la misma temperatura que el cuerpo, evitando sensaciones de frío o calor.
Tras diseñar éste, su primer tanque, Lilly y Shurley no dudaron en probarlo ellos mismos.
Por aquel entonces, el estudio más importante sobre aislamiento que se había realizado hasta la fecha era el del Dr. Donald Hebb, del Departamento de Psicología de la Universidad de McGill, en 1953.
La investigación se centraba en la estimulación monótona, más que en la reducción de estímulos. Para ello se instalaba a los sujetos en una cámara de aislamiento acondicionada con luz difusa y sonidos blancos, inmovilizándoles los brazos y las manos con manguitos especiales y tapándoles los ojos. Los sujetos se reclutaban y eran remunerados para realizar un experimento de "privación sensorial", lo cual los predisponía para una experiencia de por sí negativa, pues derivaba de la palabra "privación".
Con los mencionados experimentos comprobaron que al cabo de unas horas se les hacía difícil pensar organizadamente, así como mantener la concentración durante períodos sostenidos. A la larga se volvían altamente sugestionables, nerviosos, ansiosos y desarrollaban extrañas alucinaciones e incluso algunos sufrieron ataques nerviosos.
Por tanto, a mediados de los años 50, la llamada "privación sensorial" constituía una vía casi directa hacia la locura. Dadas estas asunciones por la comunidad científica, Lilly debió de haber sentido cierta inquietud la primera vez que probó su tanque, pues entraba en un estado de privación que lo podía haber llevado hasta el desequilibrio mental o, en el mejor de los casos, podía haberlo atemorizado o desorientado.
Imaginemos su sorpresa cuando se encontró que la ausencia de estímulos externos, lejos de privarlo de nada, lo proyectaron a lo que él llamó "estados ricos y complejos sobre experiencias internas."
Por tanto, y en lo relativo al misterio de los orígenes de la actividad consciente, Lilly se decantó por la escuela que abogaba que el cerebro contenía osciladores que se autosostenían, sin necesidad de formas externas de estimulación para permanecer conscientes.
Tal como Lilly y Shurley explicaron en uno de sus artículos: "Cuando liberamos al cerebro de transacciones e intercambios externos, nuestro ego, obligatoriamente aislado, utiliza otras fuentes internas con nueva información." ver imagen 3
Tras esta primera flotación, Lilly hizo un sorprendente y adicional descubrimiento: lejos de ser estresante, la experiencia fue profundamente desestresante, comportando la más profunda relajación y descanso que se pueda experimentar jamás. Comprobó que existían múltiples estados de consciencia (de existencia) entre la consciencia real que experimentamos al estar despiertos, participando de una realidad exterior, y el estado inconsciente del sueño profundo.
Por otro lado, los acontecimientos que tenían lugar en la realidad interna eran tan reales que se podían confundir con acontecimientos del mundo exterior. Su mente y su sistema nervioso central funcionaban de una manera a la que él no estaba acostumbrado.
A pesar de todo, la comunidad científica no estaba preparada para ser positivos hacia lo que insistían en ver como un "fenómeno psicopatológico". Incapaz de lograr la aceptación de sus ideas entre los científicos académicos, Lilly continuó con sus experimentos sobre la flotación, simplificando y mejorando el diseño general del tanque. Descubrió que se podía flotar en una posición supina más relajante si se utilizaban sales para flotar, en lugar de sumergirse completamente en el agua. Finalmente, puso de manifiesto que la mejor flotación se obtenía con una solución saturada de sales de Epsom.
Con el tiempo fueron añadiéndose otros refinamientos, tales como termostatos para conservar una perfecta temperatura, una bomba para conservar la perfecta pureza del aire y filtros especiales para reutilizar las sales de Epsom.
A principios de los años 70, Lilly había perfeccionado el tanque tal cual como hoy lo conocemos.
El Dr. Lilly instaló varios tanques en su casa de Malibú e invitó a personajes influyentes para que los probaran. Gurús, líderes culturales, artistas y otros personajes acudieron a comprobar sus virtudes, encontrando en ellos una herramienta maravillosa para explorar los diferentes estados de consciencia. Muchos de ellos poseían una amplia experiencia en meditación. Sabiendo que se necesitaba mucha práctica para alcanzar estados profundos, además de repetidos y a veces frustrantes esfuerzos para abstraerse de los sonidos, luz y otros estímulos ambientales, constataron que el tanque, sin embargo, eliminaba estas distracciones, capacitándolos para llegar inmediatamente a tales estados. Al no haber distracciones, uno se concentraba inmediatamente en sus propias percepciones sumergiéndose profundamente en su propia mente. Muchos de los invitados de Lilly quisieron poseer un tanque propio para poder utilizarlo diariamente.
Por aquel entonces, el ingeniero informático Glenn Perry, acudió a una de las sesiones de flotación. Perry era tan tímido, que no podía hablar con más de una persona al mismo tiempo. Después de su primera experiencia, Lilly pidió a Perry que dirigiera los grupos de flotación, cosa que realizó sin ningún problema. Utilizando sus conocimientos de ingeniería, Perry diseñó un tanque muy barato, relativamente fácil de construir y mantener. Lilly utilizó ese diseño y, poco a poco, fue instalando tanques en casas particulares.
Perry se casó con Lee Leibner, una educadora que había estudiado la flotación en general como herramienta para ayudar a niños hiperactivos y con dificultades para el aprendizaje. Rápidamente aunaron sus talentos construyendo y comercializando los primeros tanques diseñados para casas particulares y usos comerciales: los Tanques Samadhi.
A finales de los años 70, sin estar respaldados por grandes corporaciones y sin intereses o publicidad en los medios, miles de personas habían flotado, tanto en tanques públicos como en privados. Tras semejante éxito, incluso, se realizaron películas sobre el tema. Sin embargo, la mayor publicidad llegó cuando el público averiguó que estrellas famosas de cine y equipos de fútbol americano utilizaban este sistema.
Hacia 1983 los tanques pasaron de ser utilizados no sólo en casas privadas, centros comerciales para su uso exclusivo o en laboratorios de los departamentos psicológicos de las universidades, sino en balnearios, institutos de biosalud, hospitales, centros de ejercicio y recreo, salones de belleza, por equipos de atletismo profesional, en corporaciones y en cursos de aprendizaje de diversas universidades.
Simultáneamente también se incrementó su utilización en la investigación, sobre todo en campos concernientes a la bioquímica, electromagnetismo, ondas cerebrales, cambios de comportamiento, sugestionabilidad, reducción de la presión sanguínea, homeostasis y cicatrización.
Los tanques de hoy día poco tienen que ver con los de antes, tremendamente anticuados y aparatosos. La popularización del invento ha llegado incluso a desvirtuarlo, pues "algunos" contienen altavoces, pantallas de televisión o vídeo y otros lujos que hacen que la palabra "aislamiento" pierda su sentido, convirtiéndolos en meros instrumentos de relajación corporal y poca cosa más.
Actualmente vivimos en la era de la información, de los ordenadores. Paradójicamente, mientras éstos nos comunican instantáneamente con la realidad social y global y, además, transforman nuestros modos de aprendizaje y de entretenimiento proporcionándonos una información, que nunca antes hubiéramos podido alcanzar, a la vez, constituyen una herramienta limitada para obtener conocimiento sobre nuestros estados interiores, nuestra consciencia, nuestra mente, nuestro espíritu y nuestra alma.
El tanque de flotación, en cambio, nos ofrece un acceso directo y un control sobre cada célula de nuestro cuerpo mediante los variados estados de consciencia, nos muestra información sobre nosotros mismos. Dicho de otra forma, es como nuestro ordenador interno, alterando nuestros modos de aprendizaje y de entretenimiento, proporcionándonos una información que nunca ante hubiéramos podido alcanzar.
Constituye el perfecto antídoto a la era en la que vivimos, pues supone un escape tecnológico a las presiones tecnológicas que, además, proporciona alivio sobre el estrés, proporciona autoconocimiento, creatividad, redescubrimiento y control sobre nuestro cuerpo.
Sobre los diferentes beneficios que podemos obtener con los tanques y la privación sensorial, que son muchos, hablaremos en nuestro próximo artículo, dedicado exclusivamente a exponer tales beneficios.
Para escribir este artículo naturmedicapro.com se trasladó al centro Flotarium de Barcelona (España) ver imagen 4 dirigido por Susana Fernández, quién tuvo la amabilidad de proporcionar a la Dirección de esta revista una experiencia inolvidable, en sus tanques de flotación ver imagen 5 . Pudimos constatar que la experiencia fue maravillosa y que cada uno de los que los probamos, de acuerdo con su personalidad individual, experimentó estados diferentes, comportándose dentro del tanque de diferentes maneras.
Recomendamos, sin ninguna duda, que nuestros lectores hagan lo mismo y, a ser posible, nos comuniquen sus experiencias.
A partir del próximo artículo detallaremos, una por una, las utilidades del tanque de flotación y, asimismo, os expondremos los estudios científicos que se han realizado sobre esta terapia. Os invitamos a probarla.
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