MACROBIÓTICA
Hace relativamente corto tiempo que la macrobiótica ha empezado a divulgarse en occidente y sin embargo, en oriente se practica hace más de 3000 años.
Es grande el abismo existente entre lo que es la macrobiótica realmente y la filosofía sobre la que nace y la información errónea que suscita su nombre, tantas veces señalando a una filosofía estricta, prohibitiva y hasta sectaria.
La macrobiótica no es más que una forma de vivir y alimentarse respetando y comprendiendo la naturaleza, de modo que entre el ser humano y ella se acorten las distancias.
El primer registro en el que se hace referencia a la palabra macrobiótica, se encuentra en los escritos de Hipócrates (padre de la medicina occidental). En su ensayo "Aire, agua y lugares", Hipócrates utiliza esta palabra para describir a personas sanas y longevas. Erodoto, Aristóteles, Galeno y otros clásicos también usaron la palabra "macrobiótica", refiriéndose a un estilo de vida y alimentación que mejoraba la salud y fomentaba la longevidad.
A finales del siglo XVIII, Wilhelm von Hufeland (1762-1836) con su obra "Macrobiótica o el arte de prolongar la vida", renovó el interés sobre el tema.
Pero es un siglo más tarde y gracias a Japón, que se revivió de nuevo la macrobiótica. Fué Geroge Ohsawa quien adoptó este término, para definir a una filosofía de vida inspirada en la teoría china del Yin / Yang. Geroge Ohsawa tras padecer una grave enfermedad y optar por un cambio de alimentación, basado en la ingesta de cereales integrales, sopa de miso, algas marinas y otros alimentos tradicionales, experimentó un proceso de autocuración y fue este acontecimiento el que hizo que dedicase el resto de su vida, a un profundo estudio y divulgación de la macrobiótica. La macrobiótica nació a partir de la escucha y la sincronización con la naturaleza y de aquí el descubrimiento de dos fuerzas opuestas pero complementarias, el Yin y el Yang.
Esta filosofía es sencilla y flexible, basada en la dinámica Yin / Yang. Por lo tanto la salud es el equilibrio entre el Yin y Yang, llevado a cabo a través de la alimentación y de la vida.
La teoría Yin / Yang afirma que nada puede ser aislado de su relación con la totalidad, Yin y Yang son relativos, algo puede ser Yin en relación con otra cosa y Yang en relación a una tercera.
El Yin es la ladera sombría de una montaña y representa las cualidades del frío, la oscuridad y pasividad, cuya energía es centrígufa (se aleja del centro, parte de la tierra y se expande hacia el cielo); el Yang en cambio representa a la ladera soleada de la montaña y sus cualidades son la calidez, luminosidad, actividad y movimiento, caracterizado por energía centrípeta ( se dirige hacia el centro, parte desde el cielo y se contrae hacia la tierra).
La alimentación es uno de los pilares fundamentales de la macrobiótica, así que la energía de los alimentos se clasifica también según la teoría Yin /Yang, de forma que encontramos alimentos de energía Yin ( frutas, especias, miel, azúcar, verduras de hoja...) y otros por el contrario Yang ( leche, queso, pescados...). Según la macrobiótica la alimentación idónea es la que consigue un equilibrio entre el Yin /Yang y este equilibrio, se obtiene evitando los extremos e integrando en la alimentación una mayor proporción de alimentos neutros, es decir alimentos equilibrados entre estas dos energías, tales como cereales integrales, semillas y legumbres.
Por lo tanto, considerando las características personales, del ambiente, del clima y de cada situación se buscará un equilibrio a través de la alimentación. Por ejemplo en invierno (Yin), es aconsejable el consumo de alimentos más Yang tales como cereales integrales, alubias, manzanas, frutas secas, algas marinas etc... ya que estos alimentos aportan la fuerza y el calor necesario para afrontar el frío. Por el contrario, en verano (yang), preferiremos alimentos Yin tales como verduras, frutas, melón, sandía etc... caracterizados por una elevada proporción de agua, que afrontará las perdidas de liquido debidas a una exposición al calor.
En la alimentación macrobiótica, también se aprecia una cierta influencia de la medicina tradicional China en la división del cuerpo en cinco órganos ( correspondiente a la teoría de los cinco elementos en MTC). Así, que según la energía del propio alimento, este favorecerá o dañará al órgano correspondiente. De aquí, si un individuo padece una patología determinada puede ayudar y mejorar su situación ingiriendo alimentos que favorezcan el equilibrio del órgano que se haya afectado. En grandes rasgos podemos decir, que el hígado se favorece de alimentos tales como el chucrut, disminución de la cantidad de sal, poca cocción de los alimentos, el cuzcuz y verduras escaldadas o al vapor. En cambio, el pulmón agradecerá alimentos secos, picantes y algo salados.