Estructura y función de la columna vertebral lumbar (I parte). (continuación)
Las apófisis espinosas se proyectan casi horizontalmente hacia atrás y, como en el resto de estructuras vertebrales, en las lumbares están más desarrolladas, sobretodo en cuanto a grosor.
Las apófisis espinosas y las articulares, junto a los ligamentos relacionados con éstas, desempeñan el papel dinámico de permitir guiar y limitar el movimiento, hecho que se detallará más adelante.
Existen unos casos particulares:
L3
Es la vértebra con las apófisis costales más desarrolladas, por lo que es un elemento de palanca muy potente en la estabilidad lumbar, que presentan anteriormente inserciones de los músculos psoas y diafragma, muy importantes osteopáticamente hablando por sus múltiples relaciones articulares y viscerales.
Desde un punto de vista biomecánico, el centro de gravedad del cuerpo se ubica alrededor de esta vértebra y es el centro de la lordosis lumbar. Esto le confiere una mayor relevancia osteopática, ya que será una zona de especial interés en cuanto a movilidad se refiere, tanto a nivel particular de dicha vértebra como del segmento lumbar en conjunto.
Esta vértebra cobra mayor importancia aun si recordamos que es el pivote osteopático de la movilidad lumbar y centro de la visceromotricidad, es decir, se relaciona directamente con la movilidad y motilidad viscerales de la zona abdominal.
Es, además, la llave de las líneas antero-posterior, postero-anterior y central de gravedad.
L5
Su cuerpo vertebral es más alto anteriormente que posteriormente, lo que le da una forma cuneiforme, y colabora en salvar el ángulo de inclinación de la meseta sacra reduciendo la mayor curvatura lumbar que el raquis tendría si no fuera así.
Las carillas articulares de las apófisis articulares inferiores tienen una orientación anteromedial para articularse con la primera vértebra sacra. Esta orientación de las carillas articulares es de suma importancia pues será determinante en la fisiología lumbar.
La articulación lumbosacra merece especial atención pues es la zona más comprometida de todo el raquis, debido a la inclinación de la superficie de la meseta sacra y a las diferentes fuerzas que actúan sobre ella.
La orientación anterolateral de las carillas articulares de las apófisis articulares superiores del sacro evita que L5 se desplace anteriormente sobre el sacro. Se crea así una fuerza de resistencia que se opone a la tendencia que tiene L5 a desplazarse sobre el sacro.
Junto con L4, para mantener su estabilidad (de L5 y L4) el cuerpo está dotado de los ligamentos iliolumbares constituidos por dos haces ver imagen 2
- un haz superior relacionado con L4, es el ligamento iliotransverso lumbar superior
- un haz inferior relacionado con L5, es el ligamento iliotransverso lumbar inferior, que a su vez, se subdivide en dos haces: un haz ilíaco y un haz sacro.
Este hecho determina que el osteópata deba observar esta interrelación en problemas osteopáticos a nivel de pelvis / sacro y lumbares bajas.
Como ya se mencionó en el artículo anterior sobre líneas matemáticas del cuerpo (ver Hemeroteca), estas vértebras pertenecen a la línea anteroposterior y son las que reciben la totalidad del peso del tronco, de las extremidades superiores y de la cabeza y el cuello, y lo transmiten, a través del sacro y la pelvis, a las extremidades inferiores. Cualquier alteración a este nivel es susceptible de acarrear graves consecuencias si no se trata correctamente y a tiempo, tanto a nivel local como a distancia, y en sentido bidireccional: una alteración pélvica o sacra podrá afectar directamente estas vértebras y sus correspondientes articulaciones, por lo que deben ser motivo de especial atención en el Quick Scanning.
Naturmedicapro.com espera que este artículo haya sido de su interés. No se pierdan proximamente la segunda y tercera parte del estudio sobre la fisiología y biomecánica de la columna lumbar.
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