Biomecánica del raquis inferior.
El cuerpo humano es una máquina perfecta que a veces sufre disfunciones. El estudio de sus movimientos, permite al osteópata localizar con precisión, a través del quick scanning la lesión primaria.
Para el estudio de la movilidad raquídea hay que tener en cuenta que a simple vista la amplitud de movimiento del raquis en conjunto es considerable y que esta amplitud global viene determinada por el desplazamiento mínimo de una vértebra sobre otra.
Desde un punto de vista biomecánico, el núcleo pulposo del disco intervertebral se comporta como una rótula, es decir facilita el movimiento de las dos superficies entre las que se sitúa en los diferentes ejes de movimiento. La vértebra superior podrá, de este modo, inclinarse hacia un lado u otro tras ser sometida a una fuerza de compresión asimétrica. Esto es aplicable a los movimientos en los diferentes planos: flexión, extensión, rotación e inclinación lateral.
Cuando la fuerza de compresión es asimétrica el cuerpo vertebral se inclina hacia el lado sometido a la fuerza de compresión. En este momento, las fibras del anillo fibroso adquirirán una nueva posición y se verán sometidas a una mayor tensión. Simultáneamente, el núcleo pulposo se achatará por el lado donde es ejercida la fuerza y se desplazará hacia el lado de menor presión. Al desplazarse ejercerá una fuerza de tensión sobre las fibras internas del anillo fibroso que provocarán el acercamiento de las mesetas vertebrales a las que están unidas, echo que estabilizará la vértebra superior. Se consigue así el mecanismo de autoestabilidad del DIV y la vértebra tiende a regresar a su posición original. Esta autoestabilidad viene determinada por el estado de pretensión del núcleo ver imagen 1
Todos estos hechos demuestran que núcleo pulposo y anillo fibroso actúan desde el punto de visto biomecánico como una pareja funcional, cuyo rendimiento dependerá del buen estado de ambos elementos. Si disminuye la presión interna del núcleo pulposo o si desaparece la capacidad de contención del anillo fibroso, la pareja funcional perderá su eficacia. Las fibras del anillo fibroso están en tensión porque el núcleo pulposo se halla en estado de precompresión.
Estudiemos más detenidamente los cuatro tipos de movimiento: flexión, extensión, inclinación lateral (side bending - SB) y rotación.
Cuando se realiza un movimiento simple de flexión, la vértebra superior se desplaza hacia delante por encima de la vértebra inferior. Se produce un pinzamiento en la zona anterior del anillo fibroso. Esto determina una deformación del núcleo pulposo que protrusiona hacia atrás e incrementa considerablemente la tensión de las fibras del anillo fibroso, activándose el mecanismo de autoestabilidad. La distancia entre apófisis espinosas aumenta considerablemente debido al desplazamiento de la vértebra superior. Aumenta también la tensión de la cápsula articular de las articulaciones interapofisarias, así como la de los ligamentos del arco vertebral y del ligamento longitudinal posterior (LVCP)
Los músculos que actúan en la flexión del tronco son los músculos abdominales: recto abdominal, oblicuos mayor y menor, y transverso, si la articulación coxofemoral está en flexión. Si ésta está en extensión, interviene de forma importante el músculo psoas (el cual está relacionado directamente con el segmento lumbar y con el músculo diafragma.)
Cuando se produce la extensión del raquis, ver imagen 2 se produce un desplazamiento de la vértebra superior hacia atrás. De manera que el borde anteroinferior se eleva y el borde posterosuperior se desplaza posteriormente. Se produce una aproximación y contacto entre las dos apófisis espinosas, hecho importante ya que de este modo el movimiento de extensión se ve limitado. El núcleo pulposo se deforma y se desplaza hacia adelante. Aumentará la tensión del ligamento longitudinal anterior (LVCA) y el ligamento longitudinal posterior (LVCP) estará totalmente distendido. La cápsula articular de las articulaciones interapofisarias estará distendida.
El núcleo pulposo se halla situado en el centro del DIV aunque ocupa una posición ligeramente posterior. Por ello, la extensión es menos traumática que la flexión. Ante una misma fuerza de tensión hay mucho mayor riesgo de rotura de fibras en la parte posterior del anillo durante la flexión. La deformación del núcleo pulposo va a ser la misma, pero al haber mayor cantidad de fibras en la parte anterior, éstas retienen la deformación durante la extensión de una forma más eficiente. Esta es una de las razones principales por lo que las protrusiones y hernias discales son, predominantemente, posteriores.
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