naturmedicapro.com - La alergia, una respuesta exhuberante de nuestro sistema inmunitario. Parte I. (continuación)

Naturopatía

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Domingo, 5 de Mayo del 2002   

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La alergia, una respuesta exhuberante de nuestro sistema inmunitario. Parte I. (continuación)


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Los factores que determinan la presencia de una sensibilización son el alérgeno (sustancias inofensivas para la mayoría de personas, que, en alérgicos, pueden ser fatales), el contacto previo (que generó anticuerpos) y el estado del organismo (un mal estado de salud, un exceso de toxinas en el organismo, mala calidad de las células inmunitarias, etc.). No olvidándonos de la predisposición hereditaria.

El estado orgánico deficiente puede ser causado por una alimentación incorrecta (mala calidad o deficitaria), malos hábitos (tabaco, alcohol, abuso de medicamentos, cosméticos con gran concentración de sustancias químicas: perfumes, cremas, maquillajes, jabones, etc.), un estado emocional nervioso, asténico o depresivo; y un ambiente húmedo y polvoriento, convivencia con animales domésticos, falta de higiene, etc.

Hay una gran variedad de alérgenos en potencia; muchas sustancias extrañas pueden causar directamente una alergia, pero también hay sustancias que, indirectamente, al dañar el escudo de defensa del hombre o bajar el sistema inmunitario pueden provocar la exaltación del organismo frente a sustancias, en principio, inofensivas.

Alérgenos animales y vegetales

En este apartado se incluyen el moho, polen, polvo, ácaros, animales (pelos, descamaciones, excrementos y saliva). Los más comunes son perros, gatos, pájaros, conejos, hámsters, caballos, vacas y cabras.

En cuanto a los alérgenos vegetales, deberíamos atender a la época del año en que nos encontramos para conocer la floración (y con ello la producción de polen) de las plantas implicadas. La alergia primaveral se produce entre febrero y abril, cuando acontece la floración de avellanos, almendros, abedules, chopos, sauces, hayas, alisios, olmos, así como árboles frutales. Las afecciones veraniegas u otoñales se presentan entre agosto y septiembre o, incluso, en meses siguientes, se trata de alergia al polen de gramíneas, especias u otras hierbas: llantén, artemisa, eneldo, cominos, perejil, etc.

Tóxicos

Hay sustancias que no son directamente alérgenos, pero su naturaleza tóxica para el organismo o bien hace mucho más sensible al sistema inmunitario a sufrir exaltación alérgica o bien provocan depresión inmunitaria: amalgamas dentales (acentúan el asma, eccema y alergias alimentarias), sustancias contaminantes del hogar (barnices de pentaclorofenol, formaldehído, etc., deterioran la mucosa), pesticidas y otros.

Alimentación y ambiente digestivo

Nos formamos a través de lo que comemos, al menos desde un punto de vista biológico. Tanto es así, que debido a hábitos alimenticios erróneos se puede llegar a estados de intoxicación orgánica que pueden restar capacidad en cuanto a las funciones biológicas o, incluso, derivar en una enfermedad.

Para un óptimo sistema inmunitario debe haber una buena nutrición. Para que ésta sea posible debe existir una ingestión de alimentos óptimos y su adecuada digestión. Y, así, seguiríamos relacionando todos los procesos, para establecer que es muy importante saber qué nos llevamos a la boca.

La digestión necesita sobretodo un sistema de órganos que funcionen conjuntamente. Nuestro sistema digestivo tolera hasta cierto punto nuestros excesos, y la consecuencia más inmediata es el deterioro de la microbiota simbionte intestinal normal. Esto, a la larga, puede provocar la irritación crónica de la mucosa intestinal con estados inflamatorios, y alteraciones en la secreciones digestivas (y el rendimiento de la digestión disminuye todavía más).

La falta de flora es también causa de la mayoría de alergias alimentarias y de otras alergias. Alimentos potencialmente alergénicos (que, en condiciones favorables, hubieran sido eliminados por la barrera intestinal) logran entrar en el organismo provocando todos los síntomas de una alergia alimentaria. Por otra parte, sustancias que, en principio, son inocuas, ante tal hipersensibilidad y falta de defensa intestinal, pueden captarse como nocivas y alérgenas.

Por otra parte, el déficit de vitaminas y minerales que conlleva una alimentación errónea, ocasiona, entre otras muchas alteraciones, un desorden en el sistema inmunitario. Las carencias que más afectan son la de ácido ascórbico, tiamina y minerales como azufre, cinc, magnesio, manganeso, calcio y selenio. Además, en un intestino cuya flora está alterada, proliferan bacterias nocivas e inútiles que ocasionan, a su vez, más problemas intestinales y acentúan las carencias nutricionales.

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