La hernia discal posterolateral L5-S1, II parte
Una vez conocidas la clasificación y las características clínicas de esta hernia discal, en la segunda parte del artículo planteamos la visión verdaderamente osteopática, tanto a nivel etiológico como de tratamiento.
2.ETIOLOGÍA OSTEOPÁTICA
El segmento vertebral lumbo-sacro suele estar implicado con cierta frecuencia en diferentes procesos patológicos. Se debe, en gran parte, a su importante participación en los movimientos de flexión de la columna lumbar (según David y Allbrook alcanza un ángulo de 18º) y a las cargas que debe soportar, ya que su disco, por ser el más inferior, es sobre el que recae una mayor fuerza de compresión axial, soportando fuerzas de 10 Kg/cm2 en bipedestación, de 58 Kg/cm2 en flexión del tronco y de hasta 107 Kg/cm2 durante su enderezamiento.
Teniendo en cuenta estos argumentos, este conjunto vertebral, denominado "charnela lumbosacra", está expuesto a un mayor sufrimiento que el resto de segmentos vertebrales y, como consecuencia, sus diferentes componentes articulares están sujetos a un progresivo deterioro estructural y funcional, sobretodo su disco intervertebral.
Aunque el sistema está preparado para soportar cargas importantes, cualquier exceso puede desencadenar un proceso degenerativo del disco que conlleve la aparición de una hernia discal, siendo la más frecuente la posterolateral.
Su etiología es diversa:
1. Traumatismos que lesionan el disco intervertebral, por ejemplo caídas o accidentes que provocan directamente el desplazamiento brusco del núcleo pulposo y la consecuente rotura de las fibras del anillo fibroso
2. Posiciones o movimientos inadecuados, repetitivos y/o con carga (peso) que provocan microtraumatismos sobre el disco y el posterior deterioro de las fibras de Sharpey
3. Enfermedades infecciosas, tumorales, malformaciones congénitas, etc. ¿??
4. Postquirúrgica por una intervención discal en segmentos suprayacentes
5. Disfunciones somáticas o lesiones osteopáticas que comprometen a medio o largo plazo al disco intervertebral.
En la mayoría de estas situaciones el factor tiempo juega un papel favorable a la instauración de un proceso patológico de hernia discal. De ahí, que las personas que sufren de hernia suelen tener entre 40 y 50 años de edad, desempeñan trabajos que implican soportar o mover grandes cargas diariamente (por ejemplo construcción) y llevan arrastrando dolores lumbares repetitivos de más de cinco años de duración.
Desde una perspectiva osteopática, interesan las hernias provocadas por disfunciones somáticas, es decir por una restricción de movilidad del segmento vertebral L5-S1.
F. Ricard, en su libro "Tratado de Osteopatía", reconoce que casi el 95% de la población presenta algún tipo de disfunción lumbar y, el 47% de estas disfunciones, ya sea en Flexión o en Extensión, recaen en la charnela lumbo-sacra. Con estos datos se puede afirmar que casi la mitad de la población presenta alguna disfunción osteopática en el segmento L5-S1, con sus posibles repercusiones a nivel discal.
Todos estos datos resultan muy interesantes, pero para el osteópata lo realmente importante es determinar qué tipo de lesión presenta el paciente y cuál es su origen real. En algunos casos la disfunción en L5-S1 puede ser una lesión primaria, es decir, la causa que provoca la disfunción se encuentra en el propio segmento vertebral lesionado (en L5 o en Sacro) y, normalmente, es de origen traumático. En una mayor proporción, la lesión puede ser secundaria y podría definirse como una adaptación provocada por una o varias lesiones primarias localizadas en otras estructuras articulares del cuerpo.
Si se confirma, tras el diagnóstico osteopático, que solo está en disfunción el conjunto L5-S1, la normalización de la vértebra en disfunción reequilibrará el sistema. Pero en la mayoría de casos, las lesiones a nivel vertebral son secundarias, y siempre existe una lesión primaria desencadenante. En este caso, es imprescindible descubrir qué articulaciones y qué líneas de gravedad están implicadas, para poder localizar la lesión primaria causante.
El diagnóstico osteopático y la anamnesis juegan un papel importantísimo para valorar la etiología de la disfunción en L5-S1. Si este proceso es correcto permitirá definir si la lesión es de tipo descendente o ascendente.
En las lesiones descendentes el origen puede ser pélvico o craneal:
- la pelvis se encuentra en anterioridad y normalmente su origen es traumático. En este caso, los ligamentos iliolumbares y la articulación sacroilíaca pueden arrastrar, respectivamente, a L5 o a S1 en lesión. Como en este tipo de lesión suele estar en disfunción el h. escafoides del pie del mismo lado, se hace inevitable mirar la Línea Central de Gravedad
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