ESTUDIO NUTRICIONAL Y BIOQUÍMICO DE LA LECHE. (continuación)
Dos de las 25 proteínas antigénicas de la leche de vaca, la caseína y la gammaglobulina bovina, son altamente inmunogénicas, lo que quiere decir que plantean una fuerte demanda sobre el sistema inmunitario para producir grandes cantidades de anticuerpos y complementos. En condiciones ideales, las proteínas de la leche no digeridas o no descompuestas y otros antígenos de los alimentos, son retenidos en el intestino y expulsados junto con la materia fecal. En las personas con deficiencia de IgA, proteínas como la difícilmente digerible caseína, son absorbidas en el flujo sanguíneo en su totalidad y contribuyen al desarrollo de una variedad de enfermedades relacionadas con la autoinmunidad, incluyendo artritis reumatoide, lupus eritematoso, cáncer...
Parece que la falta de IgA es una de las deficiencias inmunológicas más comunes, todavía no diagnosticadas. Esta condición existe naturalmente en el desarrollo prenatal, y en los niños recién nacidos, debido a la inmadurez del sistema inmune durante los primeros años de vida.
La leche materna proporciona las IgA necesarias para realizar el desarrollo y la integridad funcional del tracto respiratorio e intestinal del niño, mientras que la leche de vaca está totalmente desprovista de su anticuerpo esencial.
Además grandes deficiencias de IgA son más comunes en los adultos de lo que se creía.
En 1985, en el Memorial Sloane Ketering Hospital de New York, de todos los pacientes vistos la mitad presentaban niveles bajos de (IgA, IgG e IgM). Según algunas estimaciones existen deficiencias de IgA medibles, en aproximadamente 1 de cada 700 americanos.
En resumen los lácteos tienen un alto contenido en antígenos que " agotan" el sistema inmunitario, haciéndonos más vulnerables a las infecciones y a enfermedades directamente relacionadas con nuestro sistema inmunológico.
Se han descrito muchos problemas relacionados con los lácteos. Entre ellos podemos citar: problemas circulatorios, alergias, inmunodepresión, diabetes juvenil, enfermedades otorrinolaringológicas, asma, acumulación de mucosidades especialmente en los órganos genitales femeninos y en el aparato auditivo.
Según el doctor francés Gauvin, las enfermedades de garganta, nariz y oídos se deben al elevado consumo de yogures y de leche y el Dr. Oski jefe del hospital pediátrico Johns Hopkins asegura que muchos casos de asma y sinusitis mejoran o incluso desaparecen cuando se eliminan totalmente los lácteos de la dieta.
Otra serie de complicaciones que resultan del consumo de la leche de vaca es la nefrosis. Un grupo de investigadores de la universidad de Colorado y otro de la universidad de Miami han identificado esta enfermedad en niños con edades comprendidas entre 10 y 14 años. La nefrosis es una alteración de los riñones que provoca una pérdida permanente de proteínas por la orina. Cuando la leche era eliminada de la dieta de estos niños, la pérdida de proteínas cesaba y los niños se recuperaban rapidamente. Después de dicha recuperación se suministró de nuevo leche y los niños empezaron a disminuir los niveles de proteínas en la sangre. Se cree que la causa de la sobrecarga que recibe el riñón al intentar eliminar los complejos antígeno - anticuerpo de la caseína.
Sería aconsejable que todas las personas con problemas de salud disminuyeran al máximo los lácteos de su dieta. Sin embargo, aquellas personas que sufren de alergias cutáneas o respiratorias deberían suprimirlos totalmente junto con todos los alimentos industriales que contengan caseína. Las caseínas están presentes en todos los lácteos (leche, quesos, yogur...), siendo más problemáticas en los quesos industriales por su mayor concentración. No obstante los quesos de leche no manipulada por la industria fermentados artesanalmente y respetando los tiempos de curación, plantean menos problemas de carácter antigénico al consumidor
Diabetes juvenil.
Son varios los estudios científicos que muestran la relación entre las proteínas de la leche de vaca y la diabetes juvenil.
Según los doctores Hans y Michael Dosh del hospital infantil de Toronto, los anticuerpos originados en el organismo de los niños por la ingesta de leche animal, reacciona con la molécula P69 de las células de los islotes de Langerhans del páncreas, lo que explica el espectacular aumento de la diabetes en los años 60 en USA y Europa.
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