Entrevista a los fisioterapeutas de los Barcelona Dragons (2ª parte) (continuación)
nmp: La pasada temporada pudimos ver a Vicenç Rodríguez jugar al cabo de una semana tras sufrir una distensión de los ligamentos laterales del tobillo, cuando la evolución normal de esta lesión es de 2 a 3 semanas.
SR: Vicenç sufrió una distensión del ligamento lateral del tobillo izquierdo. Vicenç tuvo una lesión de primer grado, una lesión muy leve. No era una lesión a nivel del ligamento, sólo había dolor.
nmp: ¿Cuál sería el tiempo normal para recuperarse de una lesión de tobillo?
SR: Bueno, siempre va a depender de la gravedad de la lesión. Si se ha producido solamente una distensión del ligamento lo habitual es una o dos semanas. Si está desgarrado la recuperación es más larga, entre dos y cuatro semanas. Cuando el ligamento se rompe, aparece un dolor muy intenso en el momento que se produce la lesión. Automáticamente se produce una inflamación y esta inflamación es la que ocasiona el dolor. En este caso el objetivo es impedir el proceso de inflamación y para ello se utiliza un vendaje. Si el ligamento se rompe por completo, a veces no hay dolor, y con una venda y una tobillera se puede jugar a la semana siguiente para sujetar la articulación ( ver imagen 5 ). Al final de la temporada habrá que recurrir a la cirugía para reparar los ligamentos.
Cuando el ligamento está tenso roza los receptores nerviosos que provocan la sensación de dolor. Por eso una rotura parcial de ligamentos de segundo grado puede ser muy dolorosa. En el caso de una rotura de tercer grado o de una rotura total no hay dolor porque las fibras nerviosas no rozan el ligamento. Lo mismo sucede en la rodilla con el ligamento cruzado anterior. Cuando se ha producido una rotura del mismo, la rodilla se inflama, pero si se realiza un buen drenaje y se logra reducir completamente el edema, el dolor que sentirá el jugador será mínimo, puesto que al estar el ligamento completamente roto no está en contacto con nada.
nmp: ¿ Los jugadores salen al terreno de juego cuando están lesionados?
PM: No, porque el juego es muy duro y cada día hay nuevas lesiones. Sin ir más lejos, el entrenamiento de hoy ha sido de poca intensidad y sin embargo, un jugador ha sufrido una luxación de la falange distal de un dedo. Simplemente se le quedó trabado el dedo en la camiseta de un compañero y se le luxó. Tenemos sesiones de fisioterapia cada día, unas 3 veces al día, y tratamos posiblemente entre 12 y 15 jugadores diariamente. Tratamos tanto las lesiones leves como las de mayor gravedad.
nmp: ¿Qué limitaciones existen desde el punto de vista de la fisioterapia a la hora de diseñar un tratamiento de una lesión complicada?
SR: Nosotros no operamos. Bromas aparte, las limitaciones dependen de la naturaleza de la lesión. Si se trata de un ligamento, de un músculo o de un cartílago, podemos intentar solucionar el problema mediante ejercicios para reforzar e intentar controlarlo. Cuando se trata de una fractura ósea o de una rotura total de ligamentos, entonces, acudimos al médico para que inmovilice mediante vendajes o escayola. Es algo que esta fuera de nuestro alcance y de nuestras capacidades.
nmp: ¿Qué tipo de tratamiento sigue un jugador tras sufrir una lesión?
SR: Bien, en el caso de una rotura de fibras de ligamentos a nivel del tobillo, cuando el jugador vuelve a encontrarse en forma, no siente dolor al jugar y le ha desaparecido la inflamación, durante unos días realizamos un seguimiento para asegurarnos que todo va bien y no hay complicaciones. Una vez concluido todo el tratamiento le despedimos porque puede jugar en óptimas condiciones y seguimos ocupándonos de los demás jugadores.
nmp: ¿Cómo se prepara psicológicamente a un jugador que ha sufrido una lesión importante?
SR: Tuvimos un receiver que había sufrido muchas lesiones y una distensión muscular muy fuerte que le ocasionaba muchos dolores durante el juego. Necesitó mucho tiempo para que se le fuera el espasmo y cuando se recuperó tenía miedo de volver a jugar plenamente, a exponerse. Tuvimos que trabajar muchísimo con él a nivel personal. Le hacíamos realizar muchos ejercicios duros e intensos hasta que comprendió que jugar era seguro. Una semana más tarde, ya había recuperado su forma inicial.
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