Posibilidades de la nutrición en el género humano (continuación)

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Llegados a este punto, si revisamos la Naturopatía encontramos diferentes conceptos relacionados con la terapéutica de los alimentos: nutrición, dietética, dietoterapia, trofología y nutriterapia. Todas estas doctrinas tienen en común el estudio de la alimentación y su relación con la salud. Y es que, en la práctica naturopática, una de las técnicas "madre" o base de todo tratamiento es la modificación de los hábitos alimenticios.

Resumiendo algunas de las reglas más importantes de la Naturopatía con relación a este tema diríamos que la nutrición debe estar basada en alimentos poco transformados y libres de tóxicos. Por tanto, incluirá el máximo de productos biológicos, integrales, frescos y crudos, reduciendo al mínimo los refinados, los fritos y conservas.

La dieta deberá ser variada, aumentando la cantidad de frutas, verduras y aceites vegetales de primera presión en frío; y limitando las proteínas de origen animal y las grasas saturadas. Contendrá abundantes alimentos eutróficos, antioxidantes, depurativos, pre y probióticos; evitando los que ocasionan indigestión, putrefacción e intolerancias, los excitantes y los antinutrientes. Una de las ideas más extendidas en la dietoterapia naturopática es la prohibición de la leche y, en menor grado, de sus derivados, en casos no sólo de intolerancia a la lactosa sino también en afecciones que cursen con exceso de mucosidad, tales como resfriados frecuentes, bronquitis, sinusitis, otitis, etc.; aunque también en obesidad, alteraciones gastrointestinales y algunas afecciones cutáneas, su uso es limitado.

La elección de la dieta

Una vez tengamos en cuenta estas reglas podemos crear múltiples dietas con finalidad terapéutica, siempre teniendo en cuenta la constitución, los hábitos y las circunstancias del individuo al que va dirigida; las necesidades energéticas y de nutrientes. La dieta se elaborará valorando el estado nutricional del paciente. Incluiremos preguntas sobre su historia dietética, la frecuencia de las comidas, el tropismo alimenticio, las variables antropométricas (estatura, peso, distribución de la grasa corporal), además de tener en cuenta la edad, el sexo y estado fisiológico y patológico del individuo.

Pero no podemos olvidar que, aunque es importante la alimentación correcta, no debe ser un problema para el paciente adaptarse a ella, bien porque sea demasiado excéntrica o bien porque le cree gran estrés llevarla a cabo. Y en esta función de adaptación, el naturópata, deberá asesorar al paciente para encontrar la dieta más adecuada para sus necesidades.

Las diferencias en alimentación

El gran intercambio cultural y la gran afluencia de alimentos importados en el mercado provenientes de otras culturas hace que hoy en día sea relativamente fácil seguir dietas tradicionales, tropicales u orientales; podemos acceder a la mayoría de modelos alimenticios humanos.

Entre los regímenes alimenticios más importantes encontramos la dieta mediterránea, la vegetariana (ovolactovegetariana) y la vegana, la alimentación macrobiótica y la ayurveda. Estos modelos se ampliarán con detenimiento en sucesivos números de la revista.

Las dietas vegetariana, vegana, ayurveda y macrobiótica tienen en común que no incluyen o que reducen los productos de origen animal, pues existe el ovolactovegetarianismo, que incluye huevos, lácteos y productos apícolas. Y hay variantes de la macrobiótica y de la ayurveda que no rechazan derivados animales. Pero en general, podríamos decir que son diferentes posturas dentro de la opción del vegetarianismo. Parece ser que la palabra vegetariano procede de la voz inglesa vegetarian, que a su vez tiene origen en la palabra latina VEGETUS, que significa vitalidad. El hecho es que se trata de una filosofía alimenticia cada vez más extendida, basada en una alimentación mayoritaria o totalmente procedente del reino vegetal.

Así, podemos encontrar dos tipos puros de vegetarianismo: ovolactovegetariano y vegano. En el primero se incluyen los productos antes mencionados. En el segundo no incluye ningún alimento de procedencia animal, a excepción de la miel. En ambos casos se añade la procedencia biológica y lo más natural posible de los productos utilizados (vía interna o uso tópico), así como de origen conocido, poco alterados y frescos.

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